Población de la provincia de Huesca, perteneciente a la Comarca del Somontano con una población en la actualidad de 91 habitantes y una extensión de 11,3 Kms2.
De acuerdo con las investigaciones de Benjamín Encuentra en su libro documental sobre Laperdiguera, podríamos establecer su nacimiento en los inicios de la Era cristiana. El Gran Atlas Histórico de Aragón señala en Laperdiguera restos paleocristianos (estilo que desarrolla durante los cinco primeros siglos de la Era cristiana).
En “Los municipios de Aragón” libro publicado por la Diputación de Zaragoza, se dice que entre los asentamientos rurales más importantes de los siglos IV y V de nuestra Era cristiana está Laperdiguera
Dentro del término de Laperdiguera y a una distancia de unos tres kilómetros del actual municipio se encontraron restos de un antiguo asentamiento en la zona denominada “Plano Bajo”. Allí se encontraron diversos materiales que denuncian culturas pertenecientes a diversas culturas prehistóricas. Se pueden identificar diferentes tipos de objetos que nos dan pie a pensar que allí pudo haber un asentamiento humano en la propia Edad de hierro, lo que significaría que esa pequeña zona estuvo habitada entre 1000 y 500 años a. de C. cuando por la península se paseaban los iberos y los celtas.
Según Francisco Castillón Cortada, Laperdiguera contaba en 1637 con cincuenta vecinos; treinta y tres casas en 1715; conjuntamente con Lacuadrada en 1786 poseían sesenta vecinos; en 1826, Laperdiguera tenía ciento setenta habitantes; en 1890 eran cuatrocientos cincuenta; trescientos sesenta y cuatro en 1920; trescientos sesenta y nueve en 1950 y en 1987 eran ciento sesenta.
Hoy podemos encontrar en la enciclopedia Wikipedia el siguiente gráfico de la evolución de la población en la Laperdiguera a lo largo de los años.
Dedicado a San Pedro y San Pablo conserva restos románicos y portada gótica. Se trata de una iglesia de transición (siglo XIII) con grandes contrafuertes, bóveda de arista y ventanales de medio punto. La base de la antigua torre data del siglo XIII completada en 1553 por el guipuzcoano Benito de Toloseta. En el año 1918, el padre Murillo describe así el templo: Es una iglesia construida en el monte de las Terrazas, tiene una torre construida entre 1908 y 1910 con cuatro campanas, la torre esta contigua a la iglesia parroquial. La casa abadía en la calle de la Iglesia, tiene un huerto contiguo, además de un sitio para un cementerio nuevo situado en Las Terrazas, propiedad de la parroquia y hoy día de la fecha (27 de enero de 1919), se está construyendo un nuevo cementerio, pronto se terminará y hay en el mismo unas grandes puertas nuevas de hierro.
D. Francisco Murillo se estaba refiriendo al cementerio actual que prácticamente duplicó el tamaño del anterior, pues aquel alcanzaba justamente hasta el final del antiguo torreón y además trasladó su entrada a la parte nueva con una orientación Noroeste y unas puertas más amplias que las anteriores que hoy podemos distinguir tapiadas contiguas a la nueva torre campanario.
En 1445 estaba abierta al culto la ermita de la Santa Cruz, con un capellán que oficiaba siete misas al año; en 1637 consta la ermita de San Francisco; y en casa de Medina hay una capilla con puerta a la calle, su titular es San Francisco del Cordón (1753); tenía tribuna, espadaña con campana y se dice misa por San Francisco, San Antonio y San Diego. La ermita de la Santa Cruz estaba derruida por estos años, pero se volvió a reedificar en parte, se han levantado las paredes, pero no hay medios (1737); el año 1826 hay una capilla en casa de Ciria; una en casa de Domingo Cavero. En 1890 no consta la existencia de ermita alguna, a excepción del oratorio de casa Medina con puerta a la calle.
Aunque no se menciona en esta recopilación del padre Castillón Cortada, podemos agregar la existencia también de la de San Gregorio, de la que solamente nos consta que el pueblo acudía en peregrinación el día del santo en el mes de mayo y de la apenas quedaban unos restos durante la guerra civil.
La que fuera fiesta mayor del pueblo se celebra el día 12 de enero, festividad de San Victorián, aunque en la actualidad su celebración tiene lugar el sábado más próximo y debido a la menguada población nada tiene que ver con la de antaño en que como nos cuenta Benjamín Encuentra tradicionalmente los mozos pedían autorización al alcalde, como delegado del gobierno que es en el orden administrativo. El alcalde los recibía y tras invitarles a unas pastas y vino, les concedía el permiso solicitado. Los actos religiosos ocupaban un lugar importante, la misa, la procesión y el gran volteo de campanas. El resto se reducía al baile para los más jóvenes, y para los menos jóvenes el descanso y las conversaciones, así como el guiñote que era el pasatiempo más socorrido.
La fiesta menor, la Asunción de la Virgen, que tenía lugar el 15 de agosto ha sufrido varías idas y venidas hasta quedar finalmente establecida en el último fin de semana de julio. Antiguamente, cuando la celebración tenía lugar en la onomástica de la Virgen, sólo una cosa preocupaba a los vecinos en medio de la alegría: el hecho de que la trilla no se hubiera terminado y el temor de que el tiempo, una vez pasada la fiesta, no ayudara a continuarla con paz y con tranquilidad.
Las reinas de las fiestas de entonces eran las mairalesas, dos mujeres, una soltera y otra casada, que eran nombradas por el Párroco cada año el primer domingo de octubre, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora del Rosario. Ellas se ocupaban de todo lo relativo al aspecto religioso adornando la iglesia con el fin de que los actos, entre ellos las fiestas patronales se pudieran celebrar con el mayor esplendor posible, mientras que los mayorales se encargaban de todo lo profano, entre ellas y más importantes las de elegir y contratar las orquestas que debían alegrar con su música tanto los actos populares como religiosos (rondas, pasacalles, procesiones…) como posibilitar las largas sesiones de baile de tarde y noche que constituían el eje principal alrededor del cual giraba toda la fiesta.
Gran Atlas Histórico de Aragón, página 109
LAPERDIGUERA, LA PERDIGUERA (H). H.: 325. L.: 41.59.25; E. 3.38;35. Alt.: 462. Ext.: 1.128.
Lugar, en 1495 y 1785.
Sobrecullida de Huesca (1495). Vereda de Huesca (1646). Corregimiento de Barbastro (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Barbastro.
Primera mención: en 1288 (UBIETO ARTETA, Documentos de Casbas , nº .77 , p .108).
Propiedad de la tierra:
El 3 de junio de1395 Martín , rey de Sicilia, vendió Pertusa y su aldea de Laperdiguera a Bernardo de Pinós (SINUÉS,nº .1412).
En 1409 y 1414 era aldea de Pertusa (ARROYO , División, p .100).
El 23 de marzo de 1417 Alfonso V de Aragón vendió Pertusa y su aldea de Laperdiguera a Berenguer de Bardají (SINUÉS,nº .1414).
El 8 de enero de 1496 Fernando II de Aragón confirmó la venta realizada en 1417 (SINUÉS,nº .1417).
En 1610 era aldea de Pertusa (LABAÑA, p .64).
De realengo(1785) .
Arcedianato de Lérida en 1279 (RIUS, Rationes, II, p. 120).
Obispado de Lérida. Parroquia dedicada a los santos Pedro y Pablo (mediados del siglo XIII).
Evolución de la población: 48 maravedís (1409); 37 maravedís (1414); 29 fuegos (1495); 29 fuegos (1543); 29 fuegos (1609); 36 fuegos (1646); 33 vecinos (1713); 40 vecinos (1717); 40 vecinos (1722); 34 vecinos (1787); 114 vecinos (1797); 60 casas, 73 vecinos y 415 almas (Madoz); 408 habitantes (N 1857); 126 habitantes (N 1970).
Ver Pertusa.
Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados, II p. 732
Antonio Ubieto Arteta